Siempre que leemos o buscamos indicaciones para entrenar nos encontramos con las mismas sugerencias: planificar los entrenamientos, hacer series, hacer tiradas largas, etc, etc, pero muchas veces se nos olvida una parte fundamental: entrenar nuestra mente.
Las razones para entrenar la mente pueden ser muchas, pero sobre todo, tiene que ayudarnos a no venirnos abajo y tener la fuerza mental suficiente para aguantar el sufrimiento de la carrera hasta que lleguemos a la meta. Así es que tenemos que hacer un hueco para aprender también a manejar nuestros pensamientos para poder tener un rendimiento sobresaliente.
Una opción para ello es aprovechar los días malos. Todos tenemos algún día malo y podemos utilizarlo a nuestro favor. Así podemos cambiar nuestro objetivo sobre la marcha para aprovechar el entrenamiento de otra forma. Por ejemplo, si la idea era hacer series, pero nos encontramos con que las piernas no nos responden, podemos cambiar a hacer una tirada larga y escuchar nuestra mente para no rendirnos hasta que hayamos completado el objetivo. Seguramente nos sorprenderemos al final.
Justo eso fue lo que me pasó el otro día, cuando pretendía hacer un entrenamiento de intervalos, pero ya durante el calentamiento me sentía especialmente pesado. Así es que decidí estirar la salida más allá de los 8 kilómetros y al final llegué a correr 9 km a un ritmo de 5'53" cuando en el kilómetro 5 llevaba una media de 6'13". La verdad es que después de pasar el kilómetro 5,5 me animé y empecé a manejar el sufrimiento acumulado que tiraba de mí hasta que cumplí el objetivo de los 9 km.
Os sugiero que corrais siempre con pulsometro para poder manejar estas situaciones sin pasaros de la raya, que se trata de hacer ejercicio y mantenerse bien, no de lesionarse ni esforzarse más allá de nuestro límite. Una coas más que os recomiendo es que siempre acabéis lo más rápido posible, porque eso también os puede ayudar a ir un poco más allá la próxima vez.
Seguid corriendo y disfrutando!!!
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