Por si alguno no sabe lo que es el Segway es un vehículo de transporte ligero giroscópico eléctrico sobre 2 ruedas con autobalanceo controlado por ordenador, como bien pone en la Wikipedia. Y, con la de ganas que tenía yo de probar un cachivache de estos, por fin, he tenido la oportunidad de hacerlo y de darme una vuelta por el centro de Madrid. Todo ello finalizado con un típico bocata de calamares y una caña.
Aprender a manejar el aparato y a subir y bajar de él es cuestión de segundos. Da igual la experiencia y habilidad que tengas. Es algo que puede hacer cualquiera y realmente sencillo. El movimiento hacia delante y hacia atrás se controla con el peso y la dirección moviendo el manillar hacia donde queremos ir. Y ya está. Lo demás es jugar con el cacharro y en unos instantes ya lo tienes dominado.
La ruta la hicimos 4 amigos y la guía. Y aunque sepas mucho sobre la ciudad seguro que aprendes algo nuevo, bueno salvo que seas un experto en la historia de Madrid, claro. Lo peor de manejar el vehículo por el centro de una ciudad es la cantidad de gente que hay y que te obliga a parar y esquivar. Un timbrecito no le vendría nada mal.
Cuando llegamos a la explanada que separa el Palacio Real de la Catedral de la Almudena pudimos disfrutar de las prestaciones del Segway y comprobar a fondo su comportamiento. Es superseguro, frena en unos instantes y gira más rápido o lento en función de los deseos del conductor, por supuesto a más velocidad el radio de giro es mayor.
Resultó una experiencia divertidísima y nada mejor que acabar comiéndonos un bocata de calamares y una caña junto la Plaza Mayor de Madrid comentando el paseo y los mejores momentos. Por cierto, si a alguien le sobra uno de estos aparatos y quiere regalármelo estoy dispuesto a aceptarlo ;-)
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