Todos los años es lo mismo, un montón de propósitos nuevos, muchas ideas, mil anuncios de nuevas colecciones que empiezan. Y cuando pasan unos días, nos vamos olvidando de todo, se nos van acabando las fuerzas, parece como si continuamente necesitásemos un extra de motivación para cumplir con nuestros propósitos, pero la realidad es que estamos algo equivocados.
Desde mi punto de vista lo necesario es centrarse, tanto en número de objetivos, como en la grandeza de cada uno de ellos. En las noticias siempre sale el típico reportaje en el que un psicólogo nos exhorta a no ponernos grandes retos o metas muy lejanas. Yo lo diría de otra forma, centrarse en el camino, en un camino de hecho. Centrarse en el objetivo en sí y no en el número que define el logro a conseguir, que es lo que solemos hacer. Si tu objetivo es dejar de fumar, valora cada día que llevas sin fumar. Si tu objetivo es perder peso, valora cada semana que tu peso disminuye. Y así con todo. ¡Ah! ¡Y si es posible ponte en manos de un experto! (salvo que el experto seas tu).
También es importante no agobiarse ni fijarse demasiado en las fechas, cualquier día es bueno para empezar a cumplir un objetivo que realmente se desea, no hace falta esperar al 1 de enero o al próximo año porque estamos a 9 de enero. Una de las cosas que he aprendido a lo largo de mi vida es que para conseguir algo no hay nada más importante como desearlo realmente. Y es que, desear algo profundamente, enfoca tu cerebro para que te resulte más fácil conseguirlo, para que esté alerta y no caiga en tentaciones, o para aprovechar oportunidades que de otra forma pasarían desapercibidas.
En resumen, empieza sólo algo que realmente quieras conseguir (deseo), céntrate en ello (foco) y piensa en el objetivo y no en un número que lo defina (camino).
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