Este año nos hemos pegado un viaje épico: París y Disneyland. Y claro, hay que contarlo, porque no es algo que se haga todos los días. Claro que el objetivo no es poner los dientes largos, sino dar mi opinión y valorar lo que hemos hecho. Como ya he hablado de Disneyland, pues hoy me toca hablar de París. Vamos allá!!
La torre Eiffel |
La visita a París fue demasiado corta y es que en sólo 2 días no hay tiempo para todo, más bien te falta tiempo para casi todo, pero aún así, en 2 días puedes disfrutar de lo más básico y característico que ofrece la capital francesa. Como íbamos con los niños había que hacer 3 cosas si o si: subir a la Torre Eiffel, ver Notre Dame y montar en el BatoBus.
Por supuesto también disfrutar de los puestos callejeros de crepes y de algún que otro parque. Dicho y hecho. En cuanto a los parques fuimos a dos: los Jardines de las Tullerías (entre el museo del Louvre y la plaza de la Concordia) y los Jardines de Luxemburgo. El segundo nos recordó mucho al Parque del Retiro de Madrid, pero es normal teniendo en cuenta que el Madrid de los Austrias está prácticamente copiado de París.
Fachada de Notre Dame |
Además, también vimos el obelisco, el Arco del Triunfo, paseamos por los Campos Elíseos y utilizamos el transporte público parisino. Fue una lástima llegar unos minutos tarde a Los Inválidos, lo que nos impidió ver la tumba de Napoleón y nos dejamos, por falta de tiempo también, el Sagrado Corazón y la "plaza de los artistas".
La verdad es que París, al menos en el centro turístico, resulta una ciudad acogedora y agradable, que cumple con todos los dichos sobre la ciudad y que, en la medida de lo posible, os recomiendo visitar al menos una vez, eso si, sin niños y con al menos 5 días para poder sacarle algo de jugo.
¡Ah! ¡Casi se me olvida! Si vais a estar varios días y llegáis como máximo el miércoles, os recomiendo que os saquéis el abono transportes semanal de las zonas que os convengan. 5€ por tarjeta + el precio de las zonas.
Por cierto, ¿sabéis por qué se le llama la Ciudad de la Luz? No, no es porque sea muy bonita, que lo es, es porque fue la primera ciudad del mundo con iluminación eléctrica. Ale, ya tenéis una anécdota para contarles a los más pequeños.
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