domingo, 17 de abril de 2016

El eterno problema de la movilidad

Casi todos, de una u otra manera, sufrimos los problemas que conlleva el desmesurado tráfico y los correspondientes atascos y embotellamientos que provoca. Mucho se habla de sostenibilidad, del uso de la bici, del transporte público, de combinar distintos medios de transporte, de aumentar la frecuencia y capacidad de metros, trenes y autobuses, de cerrar algunas partes de la ciudad al tráfico privado a motor, a fomentar alternativas vía subvenciones, discriminación positiva, etc. Pero nadie, nadie, nadie, nadie habla de la realidad que nos supone cada día la elección de cómo ir a trabajar (o al cole, o a la universidad, o a hacer la compra).

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Y es que cada día cuando te levantas te deberías hacer una pregunta: "¿Qué medio de transporte voy a utilizar?" Porque obviamente cada uno tiene su utilidad y es idóneo para unas necesidades concretas. Sin embargo, la gran mayoría, entre los cuales por supuesto me incluyo e incluso me pongo a la cabeza, no nos planteamos esas cosas, simplemente hacemos lo que nos resulta más cómodo. Y lo más cómodo, nos guste o no, suele ser el coche. Da igual que haya atascos, da igual que me cueste 30 minutos encontrar aparcamiento (o 15€), todo eso da igual, porque es más cómodo. Tranquilos ecologistas y defensores de la bici, que yo también lo soy, sólo estoy exponiendo lo que pasa en la mayoría de los casos.

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Supone un verdadero esfuerzo dejar atrás el transporte motorizado, pero esfuerzo de verdad. Imaginad quienes no tienen casi sitio en casa para guardar la bici (se que hay plegables, pero en una familia de 3 ó 4, son 3 ò 4 bicis plegables), o quienes tienen que subirla y bajarla por las escaleras. Luego está la excusa del sudor, porque los que usamos la bici para ir al trabajo, aunque sea de vez en cuando, sabemos que es sólo una excusa. También la excusa del peligro, que es cierto que existe, pero no es tanto como los conductores que no tienen experiencia con la bici piensan.

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Obviamente la crisis económica y las facilidades y normativa que van apareciendo en favor de la bici ayudan a que cada vez se vean más bicis por la ciudad. Muchas más hacen falta y muchas otras formas de transportarse, pero es difícil cambiar el chip, por mucho que se apele a la conciencia de las personas, lo que hace falta es cambiar radicalmente, porque sólo así dejaremos la comodidad (e ineficacia) de nuestros coches para ir hacia una actitud más molesta para nosotros mismos y es, dejar el coche aparcado y mover las piernas, aunque resulte miles de veces más satisfactoria.

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Quiero enlazar aquí un post que hice hace algún tiempo (octubre de 2012) en el que analizaba cada medio de transporte de los que puedo utilizar para ir al trabajo y aunque la tabla final de costes está ya algo desfasada las proporciones entre un medio y otro se mantienen más o menos.

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Yo lucho cada día para usar cada vez más la bici y es verdad que muchos días me da pereza o incluso hay días que por alguna razón no me es posible, pero ahí estamos, concienciados y luchando contra nosotros mismos, que al final es lo que de verdad nos separa de elegir un medio u otro de transporte, por más que nos contemos cualquier película.

Después de preparar este artículo (lo siento, no suelo escribir en directo), he encontrado este otro que en principio me pasó desapercibido y que viene muy al caso con este y es que si unimos fuerza de voluntad y vehículo personal de baja potencia, se abre un increíble mundo a nuestro alrededor. Os lo recomiendo!!

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