Un largo camino de ida y vuelta

La distancia que separa mi casa de mi trabajo es de unos 60 kilometros, con mala comunicación por transporte público, ya que tengo que coger 2 autobuses, el tren y el metro o 3 autobuses y el metro. En total son unas 2 horas. Demasiado para hacerlo todos los días de ida y vuelta.

Así es que no me queda más remedio que usar el transporte privado. Después de un tiempo pensando, he decidido ir en moto al trabajo.
Mi moto es una Peugeot Satelis 125, con la que puedo mantenerme al ritmo de los demás vehículos y requiere poco mantenimiento. Aunque no es una moto para correr, consigo mantener los 110 km/h que marcan los actuales límites en autovías, con lo que puedo adelantar a los camiones sin problemas. Además de todo, el consumo medio es más bajo de lo que esperaba.
Una moto de 15 CV, con la velocidad punta y la respuesta de esta, pensaba que estaría sobre los 4 litros cada 100km. Eso me daría una autonomía inferior a los 300km, pero sorprendentemente, rara es la vez que reposto antes de esa cifra de kilómetros y cuando lo hago no es tanto por necesidad como por conveniencia. Es lo que tiene el actual precio de la gasolina.
Este precio ha hecho que me replantee mi forma de conducir y ahora, en vez de ir a 110, he bajado un poco y lo normal es que circule a unos 100 km/hora. El resultado es que he pasado de hacer entre 310 y 320 kilómetros a situarme entre 340 y 365 (que es mi record de autonomía). Entre un 9 y un 18% de ahorro de combustible.
Pero esto no lo he hecho ni para comprobar la validez de modificar una norma de circulación, ni por apoyar a unos u otros, ni por otras oscuras razones. Es sólo pura economía personal. De hecho creo que la reducción de la velocidad máxima no debería haberse hecho. Igual era mejor que las autopistas de peaje no tuvieran límite de velocidad y que fuesen algo más caras, para permitir algo que la gran mayoría de vehículos actuales pueden hacer.
¿Qué pensaís vosotros?